Una experiencia terrible. El conductor, que sabía que venía a una finca grande y antigua en una zona rural, no dejaba de quejarse, de criticarlo todo y de faltarme al respeto, de todas las maneras posibles. No sé en qué época creerá que está viviendo, ni la clase de gente con la que tratará en su vida privada, pero me indigna que estas personas que trabajan de cara al público, no reciban una formación adecuada, acerca de que es una atención al cliente correcta y sepan qué clase de comentarios son absolutamente inapropiados.
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